lunes, 29 de diciembre de 2014

Estela Plateada 1 - Nuevo amanecer

Leído en diciembre de 2014. En los primeros meses de 2014 Marvel lanzó varias nuevas colecciones en el marco del concepto All-New Marvel Now, sucesor del anteriormente bautizado como Marvel Now. Más allá del atractivo o no de sus nombres en clave, estas operaciones no fueron más que sucesivas oleadas de lanzamientos con los que la editorial quiso armonizar las estrategias de explotación global de ciertos títulos y volver a situar en el mercado determinadas propiedades un tanto olvidadas pero de notable poder icónico y potencial valor económico. Es el caso del personaje Silver Surfer, que se intentaba volver a poner en órbita —con perdón por el chiste fácil—mediante esta colección cuya responsabilidad caía en manos de Dan Slott y Michael Allred.
Se ha escrito en varios lugares que esta serie debe mucho a la pasión que Slott siente por Doctor Who. Y, en efecto, la deuda es evidente, tanto que a veces resulta demasiado evidente. No es mala idea reescribir Estela Plateada para hacer con él un Doctor, dado que la serie británica cuenta con un fandom global entre cuyos integrantes hay público joven y en el fondo el personaje de Marvel siempre se ajustó a la idea del viajero eternamente solo enfrentado a los grandes enigmas del Universo. Lo que no era imprescindible, desde luego, es el dotar a Estela Plateada de una compañera, Dawn Greenwood, a la que se califica ni más ni menos que de "persona más importante del universo", cargo que los seguidores de Doctor Who recordarán que ya ostentó la companion Donna Noble. Sin embargo, que no sea imprescindible tampoco implica que sea del todo una mala idea, dado que los mejores momentos de este Estela Plateada de Slott y Allred vienen provocados por las interacciones de ambos personajes —de hecho, podría decirse que el momento más bello del libro tiene que ver con el modo en que se origina el vínculo entre Norrin Radd y Dawn Greenwood—. Otros instantes memorables de este primer tomo recopilatorio son: todo el primer episodio, que trata el absurdo inherente en el personaje de Silver Surfer y su poder prácticamente ilimitado, y la aparición en el segundo episodio de la Reina de Nunca, un ser capaz de invocar todos los futuros posibles y de provocar en los demás todo el gozo y todo el dolor que esos futuros pueden proporcionar. Hay en este Estela Plateada buenos conceptos de ciencia ficción que pueden gustar a un público amplio, aunque algunos podamos pensar que el tono de comedia chispeante con el que están tratados quizá no se ajuste del todo a lo que uno espera de Silver Surfer.

lunes, 22 de diciembre de 2014

El resurgir (The Wake)

Leído en diciembre de 2014. Lo primero que uno piensa mientras lee las primeras páginas de El resurgir es lo bien que encajaría con sus imágenes la música de James Horner o Alan Silvestri. En concreto, claro, las partituras que esos músicos escribieron en los ochenta. Porque si atendemos a la construcción de las motivaciones de los personajes, a la estructura narrativa y al tempo de la acción, esos primeros capítulos de El resurgir remiten a los clásicos cinematográficos de ciencia ficción y aventuras que cualquier espectador con un mínimo de cultura de lo fantástico recordará como indisociables del mejor cine de la segunda mitad de los ochenta, como Aliens, el regreso (1986), Depredador (1987) o Abyss (1989). Pero no es eso lo único que hay, por descontado. Tras un buen puñado de páginas, la aventura escrita por Scott Snyder da un salto, regresa al tiempo que anuncia su prólogo, y, en un movimiento temporal y conceptual de notable elegancia y efectividad, se aleja del esquema de aventura tecnológica de terror y plantea uno de los mundos futuros más alucinantes que se han visto en cómic en los últimos tiempos. En anteriores notas de lectura de estos papeles del Club Zorglub ha quedado muy claro que admiramos lo que Snyder ha ido planteando en Batman. Su control del suspense, su capacidad para proporcionar credibilidad a las acciones y reacciones de los personajes y a las las tramas, su habilidad para dotar de un hálito siniestro a la historia cuando ésta lo requiere, hacen de Snyder un escritor muy disfrutable en territorios como el de Batman o el de esta aventura más grande que la vida, cuyo único punto débil, si hubiera que buscárselo, sería precisamente su desmesurada ambición. Diez números no parecen demasiados para plantear nada más y nada menos que una reescritura completa del origen de la humanidad, y en ciertos momentos la escritura de la obra se resiente de tal ambición al plantear algunas respuestas quizá demasiado explícitas y apresuradas. En cualquier caso, la impresión final es que El resurgir se disfruta enormemente en cuanto el lector entra en sintonía con su peculiar desarrollo dramático. Y ahí tiene máxima importancia la puesta en página, la fluidez narrativa y el brillantísimo dibujo de Sean Murphy, que transporta al connaisseur a la época gloriosa de la colección Vertigo (los años noventa) sin dejar de ser absolutamente personal, radicalmente contemporáneo y, sobre todo, espectacularmente bonito (Nota: aunque bonito no sea una palabra especialmente adecuada para hablar de dibujo, en este caso no encuentro otra más precisa).

jueves, 11 de diciembre de 2014

Locke & Key: Las llaves del reino

Leído en diciembre de 2014. Creo que tengo que recordar, de nuevo, que estos papeles no son un blog de crítica o reseña de novedades, sino un espacio personal de anotación de impresiones de lecturas. Además, estando tan reciente como está la lectura (y la nota) del tercer volumen, no tiene demasiado sentido escribir aquí un comentario extenso de este cuarto tomo de Locke & Key, recopilatorio de la serie Las llaves del reino, ni insistir en la brillantez formal de la propuesta de Hill y Rodríguez ni en la fuerza dramática y poética de la historia. Sí me parece interesante anotar, sin embargo, que en esta entrega los autores están muy lejos de mostrar síntomas de agarrotamiento del músculo creativo y no dejan de sorprender al lector. En conjunto, esta cuarta serie de Locke & Key profundiza en las relaciones entre los hermanos Locke y en la turbia red de engaños, amenazas y crímenes funestos de Lucas Caravaggio/Zack Wells. Se deslizan en la historia nuevas llaves mágicas, nuevos rincones en las complejas (y perfectamente construidas) personalidades de Tyler y Kinsey Locke y nuevas situaciones lúgubres y grotescas. Aunque, a excepción del desenlace inesperado —tan propio del thriller sobrenatural y a la vez tan revolucionario en el contexto de la serie—, el tono general es de continuidad y, por qué no decirlo, de continuismo, el libro cuenta con momentos de cómic brillantísimo, entre los que destacan: el primer episodio —"Gorrión", un homenaje a uno de los grandes genios del cómic de las última décadas y un prodigio de planificación y arquitectura de la narración—, el tercer capítulo —"Febrero", con esa narración episódica guiada por el calendario— y la larga y emocionante escena, auténtica explosión dramática, del final del libro.

martes, 9 de diciembre de 2014

Locke & Key: Corona de sombras

Leído en diciembre de 2014. Los dos primeros volúmenes de Locke & Key son tan sorprendentes, sus tramas tan brutalmente imaginativas, que parecería inevitable que en este tercero el lector se encontrara con algo más comedido, quizá más domesticado, más “razonable”. Pero eso, claro, no ocurre, porque si algo ha demostrado Locke & Key desde el comienzo es que construye un fantástico sin límites, en el que —como dice el tópico, aunque en este caso es literal— todo puede pasar, lo que en el caso de Corona de sombras no tarda en confirmarse a medida que avanza la lectura. En lo formal, Joe Hill y Gabriel Rodríguez continúan explotando su característico ritmo narrativo, consistente en alternar largas secuencias orientadas a lo dramático e introspectivo, muy basadas en el diálogo y en la reiteración del plano, con largos desarrollos explosivos de acción frenética y emocionante. En cuanto a la historia, el dúo de creadores sigue explorando las grandes tramas que ya conocíamos de los volúmenes anteriores: la vasta intriga en torno a esas llaves mágicas virtualmente todopoderosas, capaces de demoler los cimientos mismos de la realidad, y la historia en desarrollo espiral de la difícil reconstrucción de una familia golpeada por la tragedia, apenas capaz de sobrevivir día a día. Todos los episodios de esta Corona de sombras son ejemplos exquisitos de un cómic de altísimo nivel, pero quizá pueden destacarse tres capítulos que se acercan a lo sublime: “En la cueva”, porque Hill y Rodríguez son capaces de mostrar su gran pericia narrativa en un solo escenario y una sola situación dramática; “Juego de sombras”, porque ilustra la ambición de lo que los autores proponen con esta serie en el terreno de lo fantástico; y “La luz del día” porque demuestra que, además de destreza narrativa y maestría técnica, Locke & Key atesora, sobre todo, conceptos destinados a permanecer para siempre en la memoria de los amantes del fantástico.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Saga - Capítulo Dos

Leído en diciembre de 2014. Como escribí en la nota del primer volumen de Saga el pasado mes de junio, estoy leyendo la colección con retraso —de hecho, cuando acabo el segundo tomo ya está en las librerías el cuarto—, pero, como suele decir el tópico, nunca es tarde. Lo que importa es que lo estoy leyendo. Y, aunque siempre he sostenido que este no es estrictamente un espacio de recomendaciones, sino simplemente un cuaderno de notas de lectura, recomiendo encarecidamente al hipotético lector de Los Papeles del Club Zorglub que haga como yo y, por tarde que parezca, ponga remedio a la carencia.
En este segundo tomo, Saga continúa siendo una serie sexy, divertida, rabiosamente fantástica, humorística, emocionante, perversa e imprevisible. Además, sigue siendo la firme constatación de que Brian K. Vaughan es un guionista extraordinario —quizá merezca un lugar de honor entre los tres o cuatros mejores escritores en el panorama del cómic fantástico actual—. Y eso se ve en las grandes estrategias narrativas, como en los magníficos engarces entre escenas, secuencias y episodios, en el modo en que integra fantasía delirante y comedia costumbrista, acción frenética y drama familiar intimista, o en la forma en que construye la voz de la narradora. Y también se ve en los detalles aparentemente mínimos, como la manera en que es capaz de introducir el amor romántico en la historia sin llegar a la cursilería, o la agridulce ironía que impregna todo el relato —y muy especialmente el momento final en casa del dickiano novelista—.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Desde el Más Allá y otras historias

Leído en diciembre de 2014. El tópico que dice que Lovecraft es un autor de difícil adaptación a otros medios ha sido desmentido de manera contundente y en varias ocasiones por un grupo selecto de cineastas y por autores de historieta como Alberto Breccia —con la extraordinaria Los mitos de Cthulhu (1973), una de las obras maestras indiscutibles del cómic mundial—, Richard Corben —pronto tocará releer y anotar aquí su La guarida del horror (2008)— o Bernie Wrightson —quien hizo Historia con una sola, magistral adaptación: “Aire frío” (1979)—. El holandés Erik Kriek pasa a ocupar un lugar destacado entre tan selecto grupo de creadores con esta compilación de historias que ofrece al lector diferentes ángulos y estrategias de adaptación. Con un dibujo en el que no faltan ciertas reminiscencias al maestro Corben y que ocupa un improbable lugar —cosas de las geometrías extrañas— equidistante entre los tebeos de la EC de autores como Wally Wood y Harvey Kurtzman —en sus registros más realistas—, los trabajos en blanco y negro de Charles Burns y la línea clara europea , Krieg nos entrega tres tipos de adaptaciones. El bloque formado por “El intruso” y “Dagon” es el de las “historias ilustradas”. Dado que, en ambos casos, los cuentos de Lovecraft se desarrollan en la forma de monólogos interiores de un narrador delirante, Kriek decide con buen criterio que el peso de la narración recaiga sobre el texto escrito. Pero no por ello el uso del dibujo es menos brillante. “El intruso”, por ejemplo, plantea un ejercicio de adaptación muy interesante: durante casi todo el relato, los dibujos adoptan la forma de mero subrayado de lo que enuncia el texto escrito. Las viñetas se despliegan como partes accesorias de una narración en la que el dibujo funciona como simple ilustración. Sin embargo, en la última viñeta, la estrategia cambia: el narrador que escribe enmudece e irrumpe con fuerza el narrador que dibuja, mostrándonos en su literalidad un horror efectivamente inenarrable. En “El color que cayó del espacio” y “Desde el más allá” Kriek se aproxima a la adaptación más clásica, dado que eso es lo que piden los cuentos originales, y brilla con fuerza como dibujante en el retrato de los personajes y, especialmente, en el trazado de esas abominaciones interdimensionales, que acaban siendo una de las aportaciones más distintivas del autor en esta obra. El tercer bloque está constituido por una sola historia, la más larga del conjunto. Se trata de la adaptación de la fundamental “La sombra sobre Innsmouth”, que, con sus diversos niveles narrativos, sus secuencias de acción en diversos escenarios y sus plasmaciones gráficas de espantos insondables, ha entrado ya en el inventario de las grandes adaptaciones al cómic de la obra del genial autor de Providence.