jueves, 22 de agosto de 2019

Gyo

Leído en agosto de 2019. Recupero en edición integral de ECC Comics Gyo, un nuevo delirio de Junji Ito, en el que el autor entrega una nueva muestra de su imaginación grotesca y enfermiza y de su capacidad para narrar lo impensable de la forma más efectista y desconcertante posible, aunque, paradójicamente, nunca exenta de cierta lógica. A diferencia de su obra maestra Uzumaki, un trabajo que oscila entre la fantasía oscura, el horror sobrenatural y el terror psicológico, Gyo exuda puro horror biológico —aunque quizá sería más preciso llamarlo biomecánico—. Pasadas unas páginas en las que parece que la historia va a ir por una línea similar a la de sus relatos de obsesiones malsanas y delirantes, Ito nos lanza a la cara en Gyo un festival de body horror epidemiológico, en el que, como siempre en el autor, la clave de lo narrado está, en esencia, en la ocurrencia del dibujo. Los personajes de comportamiento irracional, absurdo, y los escenarios ininteligibles palidecen en favor de la idea surreal convertida en dibujo. Si Junji Ito es un maestro incuestionable del cómic de horror no lo es por su habilidad para elaborar perspicaces indagaciones en el alma humana o trazar argumentos iluminadores, sino por su capacidad de concebir lo inconcebible y trasladarlo al dibujo.

lunes, 19 de agosto de 2019

Mis héroes siempre han sido yonquis

Leído en agosto de 2019. Aunque está emparentado con el tono narrativo y temático de Criminal, Mis héroes siempre han sido yonquis es una historia que funciona como one-shot ajeno a cualquier serie y como medidor del estado (más o menos) actual de compenetración creativa de la pareja artística formada por Brubaker y Phillips. La escritura de Brubaker funciona a la perfección en este tipo de historia corta, basada en un único punto de giro que pervierte el relato y que transporta la historia de un género a otro. Las múltiples referencias a la cultura pop-rock son otro elemento fundamental en la construcción de una lectura muy funcional y satisfactoria para este aficionado. Sean Phillips, que entrega un trabajo de dibujo más esquemático, de trazo más libre y por ello quizá menos perfecto, muestra intacta su capacidad para la narración visual. Aunque en mi ranking personal de obras de Brubaker y Phillps no va a ocupar nunca uno de los primeros puestos, Mis héroes siempre han sido yonquis es una buena pieza en la trayectoria de la pareja de creadores.