lunes, 9 de febrero de 2015

Fatale 3: Al Oeste del Infierno

Leído en febrero de 2015. Los dos primeros volúmenes de Fatale respondían a un planteamiento similar. Ambos eran una historia larga construida a partir de líneas temporales paralelas en los que los hechos del pasado afectaban a los del presente según la implacable lógica del noir y de la narrativa de terror sobrenatural —entendiendo pasado y presente como tiempos del relato; recordemos que el primero estaba ambientado en los años cincuenta y el segundo en los setenta del siglo XX—. En este tercer arco argumental la estrategia es diferente: Brubaker y Phillips entregan cuatro historias cortas, dos de las cuales ni siquiera están protagonizas por la femme fatale que ya conocemos de los primeros volúmenes de la serie. Las que sí lo están, la primera y cuarta, nos muestran a una Josephine buscando respuestas en la América de los años treinta —junto a un sosias de H. P. Lovecraft— y en una Rumanía en plena Segunda Guerra Mundial —rodeada de nazis ocultistas—. Destaco lo de “buscando respuestas” porque si las anteriores historias narraban en parte la búsqueda de Nicholas Lash de la solución al misterio de Josephine, en esta ocasión, en un interesante giro de la trama, quien busca respuestas es ella misma. Por su parte, las dos historias que no están protagonizadas por Josephine continúan ahondando en lo que ya definimos en la nota de lectura del primer libro como “la reformulación de la mujer fatal del noir en una criatura preternatural de la estirpe de las vampiras, lamias o brujas”. El segundo capítulo del libro —correspondiente al comic book Fatale 12— es una variación de la clásica historias de brujas protagonizada por Mathilda, una joven francesa en la Francia del siglo XIII; el tercero —número 13 de la serie original— es un relato weird west ambientado en Colorado en 1883 y protagonizado por la misteriosa “Black” Bonnie. Ambas son mujeres que tienen mucho en común con Josephine y que nos ayudan a entender que la femme fatale es también una victima de su propia condición supernatural. En los anteriores tomos de Fatale el relato discurría por los caminos del thriller conspirativo con acción y violencia y del noir clásico; en este tercero la trama se desvía por los recovecos del género bélico, el western y la acción en escenarios y ambientes medievales, lo que permite al lector de Fatale disfrutar tanto de enfoques distintos en la escritura de Ed Brubaker como de nuevos registros en el dibujo de Sean Phillips.

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