jueves, 12 de enero de 2017

Leñadoras

Leído en diciembre de 2016. Leñadoras (Lumberjanes en la versión original) nace cuando la editora de BOOM! Studios Shanon Watters decide poner solución a una carencia e impulsa la creación de una serie orientada a un público (pre)adolescente y, aun más importante, protagonizada por personajes femeninos poderosos. Junto a la escritora Grace Ellis, Watters desarrolla un concepto que, con guion de Noelle Stevenson y dibujo de Broke Allen, se convierte en una de las revelaciones de los últimos años, premiada en 2015 con eisners a Mejor Serie Nueva y Mejor Serie Adolescente. En un caso poco frecuente de obra de verdad colectiva, Leñadoras se desarrolla y presenta como creación de cuatro autoras: Watters, Ellis, Stevenson y Allen, a las que habría que añadir a Maarta Laiho, cuyo trabajo con el color termina de dotar de vigor y de una belleza muy especial a la obra. Este volumen editado por el sello Sapristi recopila las ocho primeras entregas de la serie, a las que esperamos que sigan bastantes más.
El argumento es posiblemente lo de menos: un grupo de chicas adolescentes pasa el verano en un campamento, viviendo aventuras a cuál más delirante y aprendiendo cosas sobre la vida y sobre ser una chica molona en un mundo complicado. Todo esto, claro, hasta que un giro, una revelación, digamos, mítica, sitúa la historia en otro plano.
El argumento es lo de menos, decíamos, no porque sea irrelevante o poco estimulante, sino por todo lo contrario: la naturalidad con la que lo sobrenatural, lo extraordinario y lo impensable irrumpen en la rutina convierte Leñadoras en una muestra muy relevante de lo que podríamos llamar nueva aventura, ese metagénero de nuevo cuño, referencial e irónico sin dejar de ser sincero y de estar conectado con lo cotidiano, que abunda en la producción cultural dirigida a los preadolescentes del siglo XXI.
No tan codificada como el género de superhéroes u otros géneros clásicos, esta nueva aventura tiene como marca común la combinación de acción, humor, surrealismo y “realidad”, pero admite diferentes enfoques y gradación de tonos —no es igual Leñadoras que la también extraordinaria Dungeon Quest de Joe Daly— y admite, igualmente, fácil traslación a otros formatos y soportes: las series de Cartoon Network Hora de aventuras, Historias corrientes y Steven's Universe formarían parte de ese panorama. La mención a estas series de animación no es en absoluto gratuita. No solo es pertinente porque BOOM! Studios sea la empresa editora del cómic de Hora de aventuras —y Noelle Stevenson haya trabajado en ese título— o porque Steven’s Universe sea la primera serie de Cartoon Network creada y dirigida por una mujer, sino también porque el dibujo de Broke Allen remite por momentos al trazo y a las formas de montaje y narración de ese nuevo cartoon.
A diferencia, no obstante, de esos referentes del cómic y la animación citados hasta ahora, el dibujo de Leñadoras hilvana un relato auténticamente diferente, que no solo ofrece una historia de misterio y aventura —en definitiva, de todo lo que podría molar en un campamento de verano— sino que construye una contundente reflexión sobre la amistad, la rareza y la aceptación de la diferencia. Un relato cuyo tema último es la sororidad. Y eso es algo que deberíamos celebrar siempre, seamos chicos o chicas preadolescentes o mujeres y hombres en plena edad adulta.

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