Diario de lecturas de Jordi Sánchez-Navarro, lector de cómics. Y profesor de comunicación.
martes, 7 de abril de 2015
Creepy 3
Leído en abril de 2015. Aunque en los dos anteriores libros de la colección ya podíamos encontrar buenos ejemplos del tipo de relato corto de horror con el que Creepy pasaría a la historia, en este tercer volumen de la recopilación de la revista empieza a quedar muy claro que la cabecera de Warren Publishing estaba destinada a marcar época con su asombroso nivel y a grabar a fuego un buen puñado de historias en el recuerdo de los aficionados al terror. En este tercer volumen continúan las historias siempre eficaces y muy a menudo sorprendentes del que fuera responsable máximo de los contenidos de la revista, el gran Archie Goodwin, cuyo talento para el relato corto con giro final se muestra en su máximo esplendor. Historias como “El hombre bestia” (Creepy 11, 1966), “La oscura casa de los sueños” (Creepy 12, 1966), “Miedo sobre piedra” (Creepy 13, 1967) o “La maldición del vampiro” (Creepy 14, 1967) bastarían para situar a Goodwin entre los grandes creadores del terror de todos los tiempos. Mención aparte merece su excelente labor como divulgador de los clásicos del género entre la juventud estadounidense, como ilustra perfectamente la inclusión en el volumen de magníficas adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe (“Hop-Frog”, Creepy 11), Bram Stoker (“La india”, Creepy 13)o Washington Irving (“La aventura del estudiante alemán”, Creepy 15, 1967). En el apartado gráfico, esta tercera entrega de Creepy proporciona incontables satisfacciones: maestros como Steve Ditko, Gene Colan o Joe Orlando siguen ofreciendo arte mayúsculo, y Reed Crandall brilla en su adaptación de “Hop-Frog”, mientras se incorporan a la cabecera en este tercer volumen el brutal talento expresionista y macabro de Jerry Grandenetti y el inmenso Neal Adams. En una próxima entrada de este diario de lecturas tendremos ocasión de hablar del bajón de calidad que la revista tuvo —y que se pudo apreciar muy claramente en algunos números que recopila el cuarto volumen—, pero por ahora digamos que este tercer tomo de Creepy es, sin duda, un libro fundamental en la biblioteca de culaquier aficionado al cómic y/o al terror. Y, por suerte, quedan unos cuantos volúmenes para continuar con la necesaria (re)lectura completa por orden cronológico de la maravillosa revista con la que el editor Jim Warren cambió la vida de tanta gente.
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