sábado, 24 de mayo de 2014

La casa en el confín de la Tierra

Leído en mayo de 2014. Los motivos por los que decidimos las relecturas se escapan a toda lógica. Hace unos días, un amigo mencionó en Twitter que esta edición, única disponible en el mercado español, de La casa en el confín de la Tierra era muy difícil de encontrar a un precio razonable —la razón, evidentemente, se encuentra en la evolución histórica de los derechos de edición en español de DC Comics—. El comentario me llevó a echar un vistazo a la biblioteca y a  buscar y releer este tomito que tiene ya más de diez años.
Es imposible amar cualquiera de las formas de lo fantástico y no haber pasado por una etapa de absoluta devoción por la obra de Richard Corben —aunque creo que lo normal sería vivir en un estado permanente de devoción por la obra de Corben—. En el caso concreto de los lectores de mi generación, Corben nos dio tanto, nos acompañó tan íntimamente en el crecimiento como aficionados a la fantasía y el terror, que alguno podría estar tentado de ver su obra como algo del pasado, algo que vivimos en ese momento de formación lectora y que, una vez se ha sofisticado nuestro gusto, solo podemos disfrutar desde la nostalgia. Pues no es así, amigos. Corben no dejará nunca de ser un referente,  y no solo porque siempre vaya a haber nuevos públicos para su enfoque del terror, sino también porque, en su absoluto rigor y su constante exploración estética, resulta un creador radicalmente actual.
Esta adaptación de La casa en el confín de la Tierra muestra a un artista que no ha perdido la pulsión por buscar la excelencia. En todo el bloque central de la historia, en el que se desarrolla el relato del diario de Byron Gault, Corben concibe y esculpe la naturaleza pesadillesca del soliloquio enloquecido del narrador, dando forma a lo horrible, lo húmedo, lo reptante, a la carne blasmefa... Imaginando —es decir, convirtiendo en imágenes— ese escenario de frontera entre vigilia y sueño, entre cordura e insania, en el que se desarrolla la obra maestra de lo inconcebible de William Hope Hodgson.
En el prólogo y el epílogo, que plantean notables variaciones respecto a la novela de Hodgson, Corben y Revelstroke se permiten ciertos comentarios de índole social y política que enmarcan la historia en un terror rural algo más contemporáneo, con ese principio, canónico en el contexto del género —que en la visión de Corben recuerda al inicio de Un hombre lobo americano en Londres (la película de John Landis)— y un epílogo que mezcla esa situación clásica de terror rural con una explosión final de horror de alcance cósmico. Esta edición de La casa en el confín de la Tierra, que cuenta con un prólogo en el que Alan Moore reivindica la fantasía oscura, es imprescindible para aficionados al terror en cualquiera de sus expresiones artísticas.

Aviso a los lectores: el virus ya ha hecho su efecto... Se me antoja totalmente necesario estudiar a fondo la producción de terror de Corben de los años 2000 y se aproximan notas de lectura de Ragemoor y La Guarida del Horror.

4 comentarios:

  1. Este tebeo es CREMITA PURA; y enterarme de que es bastante inencontrable en español (cuando resulta que yo me lo compré a precio de risa en Norma Comics, hace más o menos un año) me ha puesto eufóricorl. :)

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  2. Se encuentra, pero ya no está en la categoría de "tebeos de segunda mano" sino en la de "tebeos de coleccionista". Y sí, Chema, cremita pura. ¡Gracias por comentar!

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  3. Lo de Corben es de verdad alucinante, no son muchos los artistas capaces en su tercera edad de superarse a sí mismos para empezar a dar unas audacias gráficas de tal altura y -al menos por mi parte- ya inesperadas. Ragemoor me dejó con la mandíbula colgando y espero ansioso ese tomito guapo con su revisión de Poe.

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  4. Sí, Rubén: un fenómeno el Corben. Otra cosa: me gusta mucho que te pases por aquí.

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