viernes, 20 de enero de 2017

Crononautas

Leído a finales de diciembre de 2016. Aunque cuenta con su legión de fans, la socarronería de Mark Millar puede espantar a determinados lectores. Esos personajes siempre prestos a soltar el chiste más gracioso en un momento de la trama en que lo que está ocurriendo no es precisamente para reír son quizá el único problema notable en este Crononautas que, por lo demás, es un estupendo tebeo de aventuras fantásticas. Resulta muy gratificante para el lector el modo en que Millar retuerce un planteamiento clásico de historia de viajes en el tiempo para trastocar la narración y entrar en territorios que pocos autores exploran. Además de los citados momentos de comedia grotesca —también, por cierto, de comedia romántica—, hay en este Crononautas algunas buenas ideas de ciencia ficción y, sobre todo, mucha aventura loca, en escenas de impacto que muestran las catastróficas mezcolanzas históricas provocadas por viajes temporales descontrolados. Es en ese terreno, en el del plano general de multitudes y escenarios delirantes, donde destaca el gran Sean Murphy, de cuyo dibujo ya nos declaramos enamorados cuando, hace ya bastantes meses, en estos Papeles del Club Zorglub anotamos la lectura de El resurgir (The Wake).

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