Diario de lecturas de Jordi Sánchez-Navarro, lector de cómics. Y profesor de comunicación.
viernes, 20 de enero de 2017
Creepy 6
Leído en diciembre de 2016. Como ya hemos apuntado en sus correspondiente notas, la lectura del cuarto y quinto volumen de la edición integral de Creepy no resultaba especialmente grata en comparación con la de las anteriores entregas. En el sexto volumen, sin embargo, el nivel de calidad de la revista comienza a remontar poco a poco. Son varios los estudiosos de las revistas Warren que consideran que el número 29 (que es el cuarto incluido en este volumen) es el comienzo de un período paulatino de repunte en la calidad de Creepy. A pesar de que el editor Jim Warren continuaba incluyendo reimpresiones y que mucho del material nuevo era de poca entidad, vuelven a la revista poco a poco autores de la primera época, lo que hace que se recupere el sabor clásico de Creepy. Regresa, por ejemplo, Jerry Grandenetti en “El diablo de las marismas”, una historia escrita por Don Glit, que, si bien tiene un argumento un tanto manido y pobretón, permite que luzcan el trazo y las aguadas de Grandenetti. También vuelve el mismísimo Archie Goodwin, con “El que ríe el último”. Otras historias destacables son “Dejarse caer”, que cuenta con un dibujo de Tom Sutton poderoso por momentos, y “Ser o no ser bruja”, con guion de Bill Parente y dibujo de Carles Prunés, primer autor español que publicó en Creepy y, por tanto, pionero —por su cuenta y riesgo, sin mediación de ningún agente ni editor— de lo que sería la spanish invasion en las revistas Warren durante los años siguientes. Mención especial merece "Dios de roca", el mejor relato del número 32 —el primero íntegramente formado por historias nuevas desde el 16—, escrito por Harlan Ellison y dibujado por Neal Adams.
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